(entrevista realizada por ElPeriódico en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona y publicada el pasado 27 de diciembre de 2016 )
Como catedrática de la Escola d'Arquitectura de Barcelona (ETSAB-UPC) Pilar García-Almirall recibió por parte del Patronat Municipal de l'Habitatge de Barcelona el encargo de analizar con su equipo diferentes políticas de viviendas en diferentes ciudades.
-El objetivo era identificar medidas que se puedan replicar en Barcelona.
-Sí, más que las políticas de viviendas de diferentes países, se analizan los instrumentos que los entes locales de ciudades como Amsterdam, París o Berlín tienen para poder trabajar y hacer una política de vivienda más o menos ajustada.
-¿Son ciudades con mucha más autonomía?
-En algunas ciudades dependen de entes estatales, en otras dependen de entes regionales... Sobre todo, nos interesaba saber cuál era la capacidad de autonomía de algunas ciudades y qué instrumentos tiran adelante.
-Barcelona, explica el estudio, se enmarca en el modelo Mediterráneo.
-Sí, es un modelo que pretende que la propiedad sea el principal sistema de acceso a la vivienda y que no desarrolla la creación de un parque de vivienda pública. Eso implica que nos apoyamos en las familias, que acaban realizando esfuerzos por encima de sus posibilidades.
-Y eso ha explotado en los últimos años, con familias enteras desahuciadas...
-Estamos en una situación de excepcionalidad, y no solo en Barcelona. Venimos de unas dinámicas de vivienda que apenas contemplan crear producto inmobiliario y tener un estoc para incidir en el mercado. Solo con una parte de las viviendas al margen de las subidas de precios es posible garantizar el acceso.
-En Barcelona se trabaja para movilizar el parque de viviendas vacías.
-Me parece bien. Lo ideal es que todo el parque de viviendas esté en funcionamiento y en unas óptimas condiciones. Aquí existe cierta visión idílica de la propiedad, como un bien que en el futuro nos dará un alto rendimiento. Deberíamos eliminar esa idea, pura especulación. Los materiales sufren el paso del tiempo y con el no-uso el piso en su conjunto pierde valor si está desocupado. Por otro lado, también se deberían estudiar fórmulas para optimizar el uso de viviendas infrautilizadas, buscar alicientes para ponerlas en uso. Y en situaciones anómalas, aplicar las acciones que ya contempla la Llei d'habitatge 2007.
-¿Por ejemplo?
-Hay personas que tienen el piso en la ciudad para venir 15 días, en verano, y que podrían utilizar los estudiantes durante el resto del año. Se trata de innovar en las formas de uso de las viviendas, iniciativas que los jóvenes estudiantes comienzan a explorar.
-¿Qué conclusiones extrae del estudio?
-Que falta resolver el problema de la financiación como hizo París, que con un porcentaje de parque público mucho más grande no sería necesario regular los precios del alquiler y que la participación de ciudadanía es clave, no solo a la hora de planificar, sino también para administrar y hacer seguimiento de las políticas de vivienda.
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